Juan Robles Pérez (Villalba del Alcor, Huelva, 1935), importante figura empresarial de la hostelería sevillana y restaurador de trayectoria dilatada y brillante, que ha sabido ligar su persona y su quehacer a la gastronomía tradicional y a la innovación de los sabores.

Conoce bien los entresijos de la hostelería. A mediados de los años treinta del siglo pasado, sus padres pusieron una bodega en Villalba del Alcor, a la que llamaron La Atarazana, y, cuando ampliaron su negocio en Sevilla, en la Puerta Osario, fue su hijo Juan el que se hizo cargo, con diez u once años. A los diecinueve, abrió en la calle Álvarez Quintero, junto a la Catedral, su primer negocio, el que sería emblema de la actual Casa Robles, una bodeguita pequeña donde se vendían los vinos de Villalba, que más adelante amplía con dos casas colindantes, hasta convertirse en bodega bar.

Desde aquí, Juan Robles aplica su filosofía de la restauración y de la gastronomía, es un emprendedor que no renuncia al trabajo, hasta fundar nuevos establecimientos en Sevilla desde hace más de cincuenta años: cinco establecimientos en el Centro de Sevilla y uno más en el Aljarafe. La marca Robles no ha dejado de crecer en los últimos veinte años, con segmentos de negocio vinculados a las bodas y las grandes celebraciones y el cátering.

Su gastronomía se ha reformulado hasta convertir las recetas tradicionales en alta cocina para su clientela y constituirse como referente gastronómico internacional y, a la vez, es el ejemplo vivo de cómo un grupo familiar es capaz, no sólo de mantenerse en el mercado sino de avanzar, buscando nuevos espacios y nuevas formas de vender la hostelería, sin deslocalizarse.

La Diputación le rinde su reconocimiento por su trayectoria, en el campo de la hostelería y el turismo, por su compromiso como empresario, por su contribución al desarrollo de la provincia y porque su marca suma para Sevilla un distintivo de calidad y de prestigio para propios y foráneos.